Pasa el tiempo y todo sigue envejeciendo en la plaza nueva. También esa sensación de pérdida, de desamparo, íntima y secreta. Sigo viniendo aquí a esperarte, respirando contra mi voluntad, la fuerza va desgastándose como el recuerdo de tu contacto, como mis huesos empeñados en sostenerme. Y un día ya no estaré, y mi hueco en la plaza lo ocuparán niños que juegan a fútbol usando la sombra de lo que fui como portería para sus goles… Ajenos en su euforia a que entre esos postes imaginarios marcan tantos que derrotan a la tristeza que hoy siento
Plaza Nueva Bilbao II
por Emilia | Dic 13, 2015 | bilbao, blanco y negro, micro relatos, soledades robadas | 0 Comentarios

Comentarios recientes