por Emilia | Sep 27, 2014 | barcelona, blanco y negro, micro relatos, soledades robadas
Al fin solo.
Necesitaba sudar en chandal la tristeza del fraude de la lencería blanca y el orgullo negro, las palabras melosas y los hechos hirientes, las facturas ajenas sin apechugar con las propias, los bailes danzones y las trituradoras de futuros. Quiso perdonarse aunque aún no sabía qué. Meneó la cabeza mientras se recolocaba el paquete.
-«Estos calzoncillos Bolce&Banana del mercadillo me aprietan los huevos» – se dijo.
De lejos parecería un garrulo de pueblo, de cerca le quemaba sentir la doble moral de valorar lo sublime y necesitar lo terrenal. Volvió a hablarse a sí mismo, cosa que no todos entienden o valoran pero que él hacia con frecuencia. Respira, macho. Siente como una alegría el hecho de ser diferente. Siente también la envidia por lo que no tienes y gestiónala con sabiduría. Ya lo sabes. La Luz está sólo para que camines de un lugar a otro, para hacer de su búsqueda un camino… Y no para que te regodees en lo perdido y su oscuridad, ni en la ceguera que da creerse poseedora de la Luz en las cumbres nevadas. Vive. Triste, tal vez ahora. Pero vive, joder. Haz tu magia, es tu responsabilidad, brilla hasta las últimas consecuencias. Aunque sientas que no hay corriente eléctrica que te ilumine… Y te quedes sin batería en el móvil, hay vida más allá del whatsapp y de xvideospuntocom. Es la hora de brillar como la bola negra en el tapiz de los billares. Un golpe seco, certero y al agujero. Y a empezar otra partida.
por Emilia | Sep 26, 2014 | barcelona, cielo, color, micro relatos
Estudió escrupulosamente las palabras que acompañarían aquella fotografía de un cielo abriéndose, de nubes que se desvanecían, de contraluces salvajes y pájaros de mal agüero que debían emprender el vuelo. Serían adverbios. Los enumeró recreándose en cada uno de ellos: delante, atrás, adonde, ahí, aquí, allí, allá, arriba, cerca, delante, detrás, donde, encima, lejos, antes, después, luego, pronto, tarde, temprano, todavía, aún, ya, ayer, hoy, mañana, siempre, nunca, jamás, próximamente, prontamente, anoche, enseguida, ahora, mientras, anteriormente, bien, mal, regular, despacio, deprisa, así, tal, como, aprisa, adrede, peor, mejor, fielmente, lealmente, estupendamente, fácilmente, negativamente, responsablemente, nunca, sí, también, cierto, efectivamente, claro, exacto, obvio, verdaderamente, aún, inclusive, además, únicamente, incluso, mismamente, propiamente, precisamente, concretamente, viceversa, contrariamente, siquiera… después de teclearlas las borró (una a una) y pensó con una sonrisa lobuna que la única palabra que podría definir lo que pensaba y sentía era esta: Todo.
por Emilia | Sep 18, 2014 | barcelona, color, reflexiones
Wild flower, growing in all the wrong places Wild flower, so lowly ‘neath that lovely rosebush Proper garden’s nightmare, queen of opened fields Tell me, who will love this wildflower For exactly what she is? . Noa.
por Emilia | Sep 17, 2014 | barcelona, cielo, color, reflexiones
El abismo de las vacas es la alegría de mis cafés por las mañanas, se dijo mientras iba al trabajo. Imaginó tetas de vaca sometidas a un ordeño mecánico y se preguntó si sufrirían en ese proceso o si las palomas que se miraban al espejo urbano sabrían la definición de la palabra «tonal» según la RAE. Todo ese surrealismo mañanero producto de una noche de insomnio, en blanco, con los rayos de la tormenta allá arriba sacudiendo el panel de control mientras el orgullo y la necesidad se peleaban en un cuerpo a cuerpo desganado, como el sexo entre viejos amantes conocidos que se saben cada recoveco, cada pliegue de la frontera entre en placer y la desazón. Inercias de supervivencia. Trabajar por dinero, sacar brillo a los eslabones que te esclavizan, seguir de pie… Y llamarle vivir. No, hoy no sería un buen día para dejar de fumar. Tal vez mañana.
por Emilia | Sep 10, 2014 | barcelona, blanco y negro, reflexiones, soledades robadas
Cuesta, sí. Hay días en que se hace cuesta arriba ser positiva. En que las explosiones carmesí te evocan a otras épocas en las que el sufrimiento se agolpaba en la garganta. No me quiero ir, aún no. Quiero permanecer aún aquí, ver crecer a mi gente y mis afectos, seguir soñando, pensando, quemándome las alas acercándome a soles que no podrán con ellas. Quiero tener un futuro, en la soledad del panel de control y en la compañía de quien me busque. Sentir miedo y saberme viva. Aquí estoy y quiero seguir estando. Dentro, sumergidas en mi sangre, se evaden las palabras. Permanecen todas, quizás son mías, el resto del mundo es silencio. Existe la distancia en el tiempo y el espacio, pero las palabras no se rinden ni a sombras ni a silencios. A eso los Dédalos de algunas tribus les llaman «permanencia». Permanezcamos, pues, en la curva de ese mito y en la imagen de esa mujer cuyos pasos firmes nunca van a borrarse. Pase lo que pase. Siempre.
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