por Emilia | Jun 24, 2020 | luz, micro relatos
Sólo las noches de San Juan me permito volver a ti y encender esta Luz que lo abraza todo y nos quita el miedo. Durante todo el año la puerta está cerrada con llave, pero la noche del 23 al 24 de Junio sales de la oscuridad de mis derrotas y me sonríes con la inocencia de quien no tiene aún sueños perdidos.
Puedo escuchar tus pies descalzos corriendo por la casa y tu voz fingiendo leer cuando aún no sabes hacerlo. No te haces una idea de cómo disfruto viendo cómo pasas las páginas de todos esos cuentos que abrigan nuestras tardes… y me narras las mismas historias que soñaba cuando era niña.
Me gustaría haber pasado este año reaprendiendo de ti a escuchar de nuevo el crujido de las hojas, el murmullo del agua, el sonido de la lluvia. A querer seguir siendo buena. Honesta. Valiente. Y a veces frágil, torpe, vulnerable, lenta. Y haberte tenido en mi regazo mientras acariciaba tu pelo entre mis dedos y te hablaba de la luz de las luciérnagas de mi niñez.
Vuelvo a ti otro año más dispuesta a hablarte de mi abuelo, de mi padre, de mi hermano. Este año no hay hogueras frente a las que darte la habitual charla sobre la importancia de san Juan. Por eso sólo puedo buscarte en el fuego de una vela, como si fuera a pedirte como deseo de cumpleaños.
Está siendo un 2020 extraño, hijo.
Quiero decirte que he intentado ofrecer a los demás todo lo bueno que tengo sin quedarme vacía. Que he estado forzosamente sola (ya te hablaré del confinamiento) y he sobrevivido. Antes del virus, he seguido cogiendo aviones por Amor, he tenido miedo, he respetado a los demás, he dejado ir y también me he marchado cuando debía hacerlo. He celebrado casi todo, me he atrevido a más de lo que pensaba. He dicho “no” cuando quería decir “no”, he saltado al vacío. He empezado un trabajo nuevo y ahora me gano el sueldo con las palabras. He vencido fantasmas, me reído mucho, he intentado ser yo misma.
Y vuelvo a ti cuando todo está oscuro y no sé qué hacer con tu ausencia.
por Emilia | Jun 19, 2020 | barcelona, espejos urbanos, micro relatos
Al parecer llevo seis años publicando una foto en redes sociales todos los 19 de Junio (hay años que incluso dos) y escribiendo un texto que las arrope. Aunque en realidad, la fotografía siempre ha sido para mí una coartada para llenar las imágenes de palabras.
Hace días que me planteo volver escribir un diario. Los mismos en que me acuesto pensando irracionalmente que quizás, al día siguiente, puede que no me despierte. Y se me agolpan las ganas de contar cosas, evocar recuerdos, obligarme a dejar testimonio de estos días, de este tiempo en el que soy consciente de estar serena y donde la estabilidad es una felicidad de la que no siempre nos damos por enterados.
No, no pretendo dejar testamento, ni enseñanzas, ni instrucciones. Tal vez trazar señales luminosas para cuando llegue la niebla del tiempo, las ausencias o simplemente haya terminado esta pupación que no somos conscientes de estar viviendo.
Quiero cruzar al otro lado, el del espejo de mis charquitos luminosos y recorrer ese mundo a mis pies. Quiero que al pisar ese suelo líquido, el reflejo del espejo de mis palabras no tiemble ni se desvanezca. Quiero dejar pistas que (me) expliquen lo que me rodea, que (me) recuerden estos pasos, de dónde vienen estas cicatrices, a qué sabe esta serenidad.
Quiero tener en mis palabras esas otras manos, otras bocas, otros ojos, otros ya-tu-sabes, otros sueños que me faltan a diario. Y a través de mi forma de explicar secretos, gritar sin alzar la voz, mentir diciendo grandes verdades, lavarme el corazón sin dejar de ensuciarlo cuando sea necesario. Y contar la íntima y feliz congoja de una tarde de Junio viendo llover flores sobre una niña (la que fui, la que no tendré) en Sant Felip Neri. Escribir de los charquitos del Born, los silencios del Gòtic, las voces de los que quiero, siempre cerca incluso los que están lejos.
«Quiero dejar Amor por escrito porque con una sola vida a veces (siento que) no me basta.»
Esa es la nota en la cápsula del tiempo que (me) dejo para el próximo 19 de Junio… eso y si he cumplido mi sueño de volver a ver luciérnagas
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